miércoles, 1 de julio de 2009

EL PODER DE TRANSFORMAR TU VIDA

Todos de una u otra manera queremos cambiar, queremos ser mejores cada día. Pero la pregunta es, ¿cómo lo hago? ¿De dónde saco el poder para cambiar?

La respuesta que ofrecemos es que el cristianismo te da ese poder que necesitas para tomar la decisión de cambiar y hacerlo. La palabra poder aparece 57 veces en el Nuevo Testamento. Es la palabra usada para describir el suceso más poderoso jamás ocurrido: la resurrección de Jesucristo de entre los muertos.

La palabra poder viene del griego dunamis que es la raíz de la palabra dinamita. Así que, Dios quiere darnos el poder de la dinamita para cambiar nuestras vidas. Alguna vez has pensado: “he cometido muchos errores en mi vida, quisiera borrarlos y comenzar de nuevo”. Esto es normal pensarlo, si hemos cometido muchos errores. Lo que no es normal es que nos la pasemos todo el tiempo recordándolo y martirizándonos con estos recuerdos.

En Colosenses 2:14, Dios nos dice que nos perdonó todos nuestros pecados y que anuló todo récord de deuda que teníamos que pagar. Él lo hizo al permitir que Cristo fuera clavado en la cruz.
Jesucristo no vino a condenarnos, Él vino a cambiarnos! Cuando acudimos a Dios, Él borra nuestros pecados y limpia la cuenta.
En Jeremías 31:34 Dios le dice a los israelitas: “les perdonaré su iniquidad, y nunca más me acordaré de sus palabras”. Cuando venimos a Dios, Él anula nuestro pasado y nos deja limpios para que empecemos a vivir nuestro presente.

Ahora bien, ¿cuál es la base para ese perdón?
Antes de morir, en la cruz, Jesús dijo: “Todo se ha cumplido” (Juan 19:30). La palabra utilizada en griego para decir esto es tetelestai, que literalmente quiere decir “cuenta pagada”, “anulada”. Esta es la palabra que escribían los comerciantes cuando se liquidaba una deuda. Jesús saldó la cuenta por todos los pecados que habíamos cometido. Romanos 8:1 nos dice:”Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús.”

Entonces, si Dios nos perdona nuestros pecados en el momento en que lo confesamos, ¿no cree que debamos de hacer lo mismo con nosotros mismos? Así como Dios se olvida de una cuenta que ya pagamos, así nosotros debemos de olvidarnos de nuestro pasado. ¿Quién se acuerda del recibo de electricidad del mes pasado o de hace algunos meses atrás? De igual manera, si ya Dios le perdonó sus pecados pasados al confesárselos, ¿para qué los sigue trayendo al presente?

El poder de Dios nos ayuda para enfrentar nuestros problemas. Todos tenemos problemas, si cree que no los tiene tómese el pulso. Los únicos que no tienen problemas están enterrados en los cementerios. ¿Cómo resuelve usted los problemas? ¿Con sus propias fuerzas? No le pase lo que una vez dijo un hombre frustrado por no poder vencer sus problemas, él dijo: “Estoy cansado y enfermo de estar cansado y enfermo.” Dios quiere que dejemos de tratar solos y que comencemos a confiar en él para resolver nuestros problemas.

Hay personas que cuando se les pregunta que como están responden: “Ahí, bien, bajo las circunstancias.”. Alguien dijo: “las circunstancias son como un colchón, si usted está arriba, descansa, pero si está debajo !se sofoca!”. Las circunstancias no las podemos controlar, pero si la manera en que las enfrentamos...!

La promesa de Dios es que si nos entregamos a Él y descansamos en sus brazos, vamos a poder ser más que vencedores. Para vencer hay que luchar y tener mayor poder que el contrario. Ese poder solo nos lo puede dar Dios por medio de la resurrección de Jesucristo. Es Su poder en nosotros lo que nos hace más que vencedores.!!!!

Cuando la iglesia comenzó, después de Pentecostés, se vino sobre ella una gran oposición. Los apóstoles no se callaron. Se unieron y oraron. Pero no oraron pidiendo que no hubiera oposición, sino para que Dios les diera una audacia sobrenatural para vencer la oposición. !!Qué gran diferencia, ¿verdad?!! Muchas veces cuando nos sentimos abatidos por un problema, acudimos a Dios para pedirle que nos ayude quitándonos el problema de enfrente. !!Qué fácil!! Debemos de orar a Dios pidiéndole una estrategia para solventar el problema y salir vencedores!

Dios quiere cambiar nuestra personalidad a través de su poder. ¿Cree usted que hay algunas cosas de su personalidad que le gustaría cambiar? Estoy seguro que sí. Yo también. Dios usa un proceso de dos pasos para cambiarnos. El primer paso es “nacer de nuevo”. 2 Corintios 5:17 lo dice así: “Si alguno está en Cristo, es una nueva creación. Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo.” Cuando se somete la vida a Cristo se “nace de nuevo”. A partir de ese momento somos nuevas creaciones. Nuestra vida ya no será igual!

El segundo paso es un proceso que dura toda nuestra vida. Es lo que se nos enseña en Romanos12:2: “No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.”
Cuando el Espíritu Santo controla nuestra vida, él produce en nosotros nueve características positivas: amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. ¿Cuántas de las personas con las que usted trabaja exhiben estas cualidades?¿Cuántas de las personas con las que usted trabaja podrían decir que estas cualidades lo describen a usted?
Este fruto del Espíritu Santo no es algo que podamos confeccionar. Es algo que Dios produce en nosotros cuando le confiamos enteramente nuestras vidas a Él.

Solo una cosa nos puede impedir ser lo que Dios quiere que seamos. No es el Diablo. No es otra persona. No son las circunstancias. Es la dilación. Es dejar lo que tenemos que hacer!!Ya!! Para otro día. ! Uno de estos días! Lo más probable es que ese día no llegue. “No duerma con las ranas.” Esto es lo que le pasó a Faraón cuando Dios le envió la plaga de ranas. Moisés fue llamado por Faraón para decirle que se daba por vencido. Entonces Moisés le preguntó: “¿cuando quieres que me deshaga de las ranas?” Faraón contestó: “Mañana.” Es increíble pensarlo !una noche más con las ranas! Podríamos pensar que la respuesta acertada era: “! Ya mismo ¡” Pero en realidad, lo que hizo faraón, es lo que usted y yo hacemos todo el tiempo. Postergamos nuestras decisiones importantes para otro día.

Jesús de Nazaret tiene el poder para ayudarnos a vencer nuestros problemas!!Ahora mismo¡¡ Es en este momento, no lo deje para “uno de estos días”. Podría no llegar ese momento. Descanse en el Señor. Confíe en Dios.

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