miércoles, 24 de febrero de 2010

LAS PRUEBAS DE NUESTRO PADRE

El primer día de clases para nuestros hijos siempre ha sido un paso difícil de digerir. Es un día especial, nuestros hijos empiezan a ir al jardín, al albergue o al kínder. Vamos con ellos, los filmamos, les sacamos fotos, y a la vez que sentimos alegría, también tenemos una sensación de abandono.

Ellos parecen tan entusiasmados! Hay tantos chicos y juguetes con que jugar!… pero para nosotros como padres los vemos tan chiquitos… tan indefensos, lo único que nos hace querer dejarlos ahí es que queremos que crezcan y se independicen.

Por lo demás, pensamos:” y, si algún niño más grande los golpea?!”… o “y si lloran y no estoy?! Que van a hacer?”… o lo peor, “y si abusan de ellos, y no saben cómo decírnoslo…?!!”
Cuantas cosas se nos pueden ocurrir a la hora de tener que dejar a los hijitos crecer y experimentar solos. Uno no puede dejar de ser un padre o una madre siempre preocupados; pero acorde a la edad, uno debe saber que es beneficioso para todos darle el espacio que ellos necesitan.

Esto me trae a la memoria un versículo en Isaías 54:7 que dice:
“por un breve momento te abandone, pero te recogeré con grandes misericordias”

Imagino a Dios, dejándome a prueba, en la escuela de la vida y diciéndome: luego te paso a buscar. Uno, a veces piensa como niño de jardín: “¿porqué si Dios es bueno, me deja aquí??!”
Justamente como El es bueno, te deja en situaciones para ponerte a prueba, para que CREZCAS y MADURES.

No para siempre son las pruebas. Hay gente que vive y dice que está pasando una y otra prueba… y ¿cuando salen? ¿Cuando disfrutan del fruto? ¡Más que pruebas eso son tribulaciones!
Yo no creo que Dios sea así. El es Padre, sabe hasta cuándo puedes resistir y sabe cuando te debe recoger. A nuestros hijos los hemos mandado al kinder o materno solo por 3 horas diarias. Sabemos que pueden llorar si no nos ven, pero sabemos que también van a aprender a jugar y a compartir con otros niños y otras personas.

Todo el mundo va a la escuela. La escuela de Dios está abierta, para que aprendamos a vivir y disfrutar. El Padre Nuestro, no nos ha abandonado, aunque por momentos así nos parezca… El dice: "te abandone ahí, por breve momento, pero te recogeré como un Padre levanta en brazos a su hijo cuando lo va a buscar a la escuela."

Mmmmm.… cuanto amor! Rodeados de brazos y abrazos…
¿Abandono la hora de la prueba? Qué tal si disfrutamos la prueba!! El valle de sombra de muerte, puede ser caminado y hasta disfrutado, porque la esperanza dice, “te recogeré”… no como a cualquier cosa, sino "con grandes misericordias".

Con un Padre así, me es fácil esperar a que se cumpla mi hora de la prueba. El orgullo de un Padre es ver a sus hijos capaces de crecer y experimentar y salir adelante con éxito.

Dios te bendiga y fortalezca en todas tus horas de clases, y en toda clase de pruebas.


2 comentarios:

  1. Amén, que bonito y alentador escrito. A veces es es tan difícil ver las cosas en perspectiva... pero cuando se tiene una promesa del Padre, se tiene la seguridad de que se verá realizada.

    Saludos y bendiciones!!! :)

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  2. Así es Margarita...!!! Así es como miro la vida..!! Seguro del Padre que tengo!!!

    Que Dios guarde tu vida..!!!

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