El primer día de clases para nuestros hijos siempre ha sido un paso difícil de digerir. Es un día especial, nuestros hijos empiezan a ir al jardín, al albergue o al kínder. Vamos con ellos, los filmamos, les sacamos fotos, y a la vez que sentimos alegría, también tenemos una sensación de abandono.
Ellos parecen tan entusiasmados! Hay tantos chicos y juguetes con que jugar!… pero para nosotros como padres los vemos tan chiquitos… tan indefensos, lo único que nos hace querer dejarlos ahí es que queremos que crezcan y se independicen.
Por lo demás, pensamos:” y, si algún niño más grande los golpea?!”… o “y si lloran y no estoy?! Que van a hacer?”… o lo peor, “y si abusan de ellos, y no saben cómo decírnoslo…?!!”
Cuantas cosas se nos pueden ocurrir a la hora de tener que dejar a los hijitos crecer y experimentar solos. Uno no puede dejar de ser un padre o una madre siempre preocupados; pero acorde a la edad, uno debe saber que es beneficioso para todos darle el espacio que ellos necesitan.
Esto me trae a la memoria un versículo en Isaías 54:7 que dice:
“por un breve momento te abandone, pero te recogeré con grandes misericordias”
Imagino a Dios, dejándome a prueba, en la escuela de la vida y diciéndome: luego te paso a buscar. Uno, a veces piensa como niño de jardín: “¿porqué si Dios es bueno, me deja aquí??!”
Justamente como El es bueno, te deja en situaciones para ponerte a prueba, para que CREZCAS y MADURES.
No para siempre son las pruebas. Hay gente que vive y dice que está pasando una y otra prueba… y ¿cuando salen? ¿Cuando disfrutan del fruto? ¡Más que pruebas eso son tribulaciones!
Yo no creo que Dios sea así. El es Padre, sabe hasta cuándo puedes resistir y sabe cuando te debe recoger. A nuestros hijos los hemos mandado al kinder o materno solo por 3 horas diarias. Sabemos que pueden llorar si no nos ven, pero sabemos que también van a aprender a jugar y a compartir con otros niños y otras personas.
Todo el mundo va a la escuela. La escuela de Dios está abierta, para que aprendamos a vivir y disfrutar. El Padre Nuestro, no nos ha abandonado, aunque por momentos así nos parezca… El dice: "te abandone ahí, por breve momento, pero te recogeré como un Padre levanta en brazos a su hijo cuando lo va a buscar a la escuela."
Mmmmm.… cuanto amor! Rodeados de brazos y abrazos…
¿Abandono la hora de la prueba? Qué tal si disfrutamos la prueba!! El valle de sombra de muerte, puede ser caminado y hasta disfrutado, porque la esperanza dice, “te recogeré”… no como a cualquier cosa, sino "con grandes misericordias".
Con un Padre así, me es fácil esperar a que se cumpla mi hora de la prueba. El orgullo de un Padre es ver a sus hijos capaces de crecer y experimentar y salir adelante con éxito.
miércoles, 24 de febrero de 2010
LAS PRUEBAS DE NUESTRO PADRE
Dios te bendiga y fortalezca en todas tus horas de clases, y en toda clase de pruebas.
Etiquetas:
VOLUNTAD DE DIOS
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Amén, que bonito y alentador escrito. A veces es es tan difícil ver las cosas en perspectiva... pero cuando se tiene una promesa del Padre, se tiene la seguridad de que se verá realizada.
ResponderEliminarSaludos y bendiciones!!! :)
Así es Margarita...!!! Así es como miro la vida..!! Seguro del Padre que tengo!!!
ResponderEliminarQue Dios guarde tu vida..!!!